Dijeron que la envidia mataba.
¿Qué tenía yo que no tuvieran ellas?
Nada.
Largas melenas doradas que se posaban sobre sus pechos bronceados después de 3 meses de arena.
Y yo...ahí,en una esquina,como las putas.
Soportando cada palabra,cada mirada,cada comentario que derrumbaba mi autoestima y me partía en mil pedazos.Mil pedazos que recogería yo sola,sin nadie que me ayudara.
Y un día me pregunté;¿este es el plan que tiene el destino para mi?
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